Ayer mismo, Frederique Espagnac, la senadora del Partido Socialista Frances y figura cercana al presidente Hollande, admitia que tras el intento de destrucción de armas en Luhuso y las detenciones de cinco conocidas personalidades de Ipar Euskal Herria se produjo una reacción de enfado en la población, que no entendía que hubiera personas arriesgándose por el desarme mientras su Gobierno no hacía nada. Fue ahí, según Espagnac, cuando el Ejecutivo de Hollande vio que tenía un problema propio, que no era solo cosa del Estado español.