
Al respecto, Sapag explica que Siria «va a tener que atender al hecho de que muchas de las personas que se sublevaron contra el gobierno, no necesariamente contra el Estado, tenían quejas legítimas en ámbitos como el económico, el social y también el político». Al mismo tiempo, subraya que «en Siria hay una minoría que quiere confesionalizar el estado» ante lo que considera crucial «evitar que aprovechando una determinada coyuntura se produzca un cuarto levantamiento del islamismo radical autóctono».