Además de plantear la necesidad de iniciar el proceso soberanista en Euskal Herria sin tener que esperar al PNV, en su libro Elorrieta valora muy positivamente el trabajo en común que desarrollaron ELA y LAB durante la década de los 90 y reivindica aquella confluencia sindical, como uno de los factores clave que dio pie a los acuerdos de Lizarra Garazi.