Abierto desde Abril a Noviembre de 1939 cuando el recien impuesto regimen fasciofranquista decide cerrarlo los encargados del campo destruyeron toda la documentación existente sobre el mismo, no quedando al dia de hoy ni un rastro oficial de su existencia ni de las brutales condiciones de vida que en el hubieron de sufrir los más de 20.000 presos que albergó: inanición, sed, espantosas condicones higienicas, brutales palizas y castigos, o las “sacas” producto de las “rondas” que tanto en este lugar, como en otros centros de similares características, realizaban grupos de falangistas y caciques venidos de diferentes lugares que acudian en busca de enemigos políticos paisanos, tal y como fue el caso del comandante Ortega, de Irún, el cual se trasladó a Albatera para identificar a los republicanos vascos que allí estuvieran, siendo fusilados inmediatamente después de su reconocimiento.
Isabel María Abellán es una catedrática e historiadora que nos acerca a esa memoria “inexistente” de la mano y el testimonio de Isidro, uno de los miles de prisioneros que pasaron por Albatera y que los simboliza a todos y cuyo nombre pone titulo a su ultimo libro.
Aqui, en “La Memoria”.