Iratxe Urizar

La Culpa

Estamos a punto de conocer los resultados de una votación histórica en Argentina. Tras meses de debate y con numerosas intervenciones tanto a favor como en contra, la Cámara de Diputados este Estado americano podría despenalizar el aborto. Con movilizaciones en la calle tanto de día como de noche nunca vistas antes, en las que miles y miles de personas han salido para denunciar la criminalización de las mujeres que deciden poner punto final a un embarazo no deseado o que hace que sus vidas corren peligro.

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La Culpa

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Las consignas no son nuevas, de hecho aquí mismo no hace mucho tiempo que, al igual que hicieran nuestras madres hace muchos años, nosotras tuvimos que volver a salir a la calle ante la regresión que en esta materia pretendía darse. Solamente recordar que el aborto a día de hoy continúa estando en el código penal español, se trata por lo tanto un hecho que pertenece al ámbito de lo punible penalmente, por lo que opino que no estamos en posición de dar lecciones de progresismo a nadie. En aquella ocasión y aquí  mismo, lo único que se consiguió fue frenar las intenciones más reaccionarias en el caso de la interrupción del embarazo y dejar las cosas más o menos como estaban, con un listado de supuestos restringidos.

No voy a entrar a valorar desde qué momento la unión de dos células se convierte en un bebé, si antes o después de dicha unión es un ser vivo sujeto a derechos a proteger. Eso puede llevarnos a debates que considero estériles y más cuando hay un hecho innegable: la mujer sí es sujeto de derechos a proteger. Su capacidad de decisión, su bienestar, son los que deben ser protegidos. Su autonomía y derecho a decidir sobre su cuerpo.  Y más cuando este derecho en el caso de la interrupción del embarazo depende tanto de su capacidad económica: no son las mujeres que pueden costearse un aborto en el extranjero con las máximas garantías las que están en peligro. Se trata de ampliar dicho derecho de decisión a todas las miles de mujeres que no pueden acceder a que dicha intervención sea hecha con todas las garantías y de manera gratuita. Garantizar que no mueran más mujeres por practicar abortos clandestinos que ponen en peligro su libertad en el mejor de los casos, cuando no su salud o su vida.

Las organizaciones ultraconservadoras lo saben. Y apelan una vez más a la culpa. A la culpa de las mujeres: aunque el aborto sea legal, tú, mujer, serás culpable de acabar con la vida de un bebé, eres una mala mujer, tu dios te castigará. Se amparan en creencias religiosas para amenazar y amedrentar: no importa que tu vida corra peligro, no importa que vayas a parir una criatura con graves malformaciones que la condenará a morir prematuramente y entre grandes dolores una vez nacida. Tu obligación natural es parir y abortar es asesinar. Es por tanto necesaria la formación, la educación sexual. Nadie aborta como primera opción, a lo loco, como método anticonceptivo. Y si así fuera, el problema no se arregla penalizando el aborto.

Vaya desde aquí todo mi apoyo a las mujeres argentinas, que se enfrentan a una votación más que ajustada y que parece que despejarán la decena de indecisos que no han hecho público su voto. Me uno a su campaña: educación sexual para decidir, antinconceptivos para no abortar, aborto legal para no morir. #QueElAbortoSeaLey #AbortaLaCulpa