
Me explico. Ya dije en mi anterior audio que el 8 de marzo pasado estábamos asistiendo al comienzo de la tercera oleada feminista. Al comienzo o al desencadenante, porque estas revoluciones no son producto de un día. Era mi percepción y la de otras muchas personas. Ese día se visibilizó algo imparable, un tsunami feminista en el que las mujeres están reclamando, con más fuerza si cabe, su espacio, su vivir, sus derechos.
Esta percepción se ha visto reforzada en los meses posteriores, en los que las mujeres no dejan pasar ni una al patriarcado y salen a la calle casi de manera constante, bien en defensa de sus reivindicaciones, bien en apoyo y defensa de las de los colectivos más vulnerables como los pensionistas. Es un movimiento entroncado en la misma sociedad, transversal. Y quizá lo más relevante es que están consiguiendo movilizar también a las jóvenes, al futuro de este país. Por todo esto, no estamos ante unas protestas puntuales, sino ante una auténtica revolución feminista. La tercera, como digo.
Esto lo sabe el patriarcado y también sabe que está en grave riesgo su estatus de dominación, que ya no vale con pintarnos de morado algunas cosillas para que nos callemos y estemos tranquilas. Y las últimas sentencias sobre violencia machista ejercida en mayor o menor grado contra las mujeres es su manera de responder diciendo, “aquí estoy y sigo mandando yo”. No son sentencias sueltas, puntuales. Son una respuesta organizada por esa mente colectiva patriarcal que todavía impone su criterio, en este caso en la judicatura. ¿Por qué utiliza el tercer poder, el judicial, para hacerlo? Porque en los otros dos (el legislativo y el ejecutivo) tienen cada vez menos control, y porque además, a través del judicial es más fácil humillar a las mujeres en su eslabón más vulnerable, las que sufren violencia machista. Intentar que pierdan su dignidad. Y, precisamente por eso, la respuesta que está dando el movimiento feminista, la respuesta que tenemos que dar los hombres y la sociedad en general cobra mayor relevancia, si cabe. Porque nos jugamos la libertad y la dignidad de las mujeres y por tanto de toda la sociedad.
En lo que se refiere a la judicatura, me parece que necesitan un buen repaso en lo que se refiere a la perspectiva de género. Urge tomar medidas para formarles en este tema para que a la hora de juzgar no tengan ni la más mínima duda de cómo aplicar la ley. Y porque asi también estaremos rompiendo otro de los bastiones patriarcales.