Amparo Lasheras

Su relato,la libertad

A veces los  momentos importantes hacen reflexionar sobre la vida. Queremos mirarla en la distancia individual y nos damos cuenta que es imposible. Cada una de nuestras elecciones nos lleva a ese conjunto de vidas que forman los pueblos y sobre todo  al  anhelo de libertad que nos impulsa a vivir y elegir, siempre, en el compromiso del pueblo que somos.

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Su relato,la libertad

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Talaiatik Amparo Lasheras
Talaiatik Amparo Lasheras

¿Se han preguntado alguna vez qué es, en realidad, la vida? Últimamente me lo pregunto a menudo y  no sabría definir claramente por qué lo hago, quizás, porque cada día la vida me parece más corta y aún no he terminado de entenderla. Algunas veces  intento responderme con un poco de coherencia, de lógica incluso, sin sentimentalismos, como si fuera una cuestión filosófica sobre la que es necesario crear un pensamiento o una teoría que alivie la incertidumbre existencial de por qué, para qué o cómo he vivido. Otras intento mirarla desde el sosiego de las palabras, desde la  nostalgia de una canción que se parece a un poema o desde la emoción inolvidable de una novela, una película  o una música que encadena cientos de sensaciones vividas. Entonces, creo que la vida puede ser sólo un instante, un recodo, un descanso en otro camino más largo. Y luego, están esos momentos en que siento que la  vida es como una aguda  punzada de dolor, un recuerdo inesperado, una alegría, un trabajo, una amistad, un fracaso que se repite, un cariño que se queda para siempre, una juventud que de vez en cuando vuelve y  te saluda; un miedo, un sueño, una lucha, una esperanza, un porvenir que reclama su espacio, una despedida...

Cuando se fundó ETA yo tenía 11 años. Por eso, sesenta años después, cuanto se termina el ciclo de su existencia, la contundente rapidez con que el tiempo pasa, me abruma. Y me abruman los  discursos y las noticias y las declaraciones y  los análisis y ese intenso ir y venir de opiniones ajenas que quieren hacer historia y escribir un tiempo de sesenta años, en un solo día.  Montones de vidas escritas en un relato único.  Y como si estuviera sentada en un balcón, en la  mitad de una tarde que espera al verano, con un artículo a medio escribir, sin saber exactamente qué decir en un momento tan crucial e importante, detengo el tiempo, para, en esos 60 años que me hacen más vieja, darme cuenta que soy lo que elegí, lo que  hice, que tal vez y, definitivamente, la vida sea eso, montones de vidas pequeñas; un ser en el mundo en busca  de una misma libertad, de un mismo compromiso que nunca envejecen. En definitiva, la  experiencia más radical del ser humano.  Por eso creo que la vida  no tiene relato, sencillamente, ella es el relato. Igual que  Euskal Herria, su relato es  y será la  Libertad.