Txema Olleta

Equidad De Genero

Los cambios sociales se vuelven imposibles, cuando no efímeros o frustrados, si quienes los proponen olvidan su transformación personal previa o simultánea.  Tenemos que ser conscientes de que el modelo masculino basado en la superioridad, el desafecto, la represión de la afectividad, la imposición de la fuerza, la competitividad y la violencia, nos deshumaniza y empobrece a los hombres, mientras subordina y discrimina a las mujeres.

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Equidad De Genero

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Talaiatik Txema Olleta
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Tenemos que buscar alternativas a este modelo masculino, basadas en el desarrollo de la solidaridad, la empatía, la paz, el amor y la alegría, partiendo de la identificación y expresión positiva de nuestras emociones.

Queremos disfrutar de relaciones igualitarias, desde el respeto a la diversidad, en todos los ámbitos de nuestra vida familiar, reclamando nuestra implicación en las tareas domésticas, en el cuidado propio y de los seres queridos; también en las relaciones sociales y en la solución cooperativa de los conflictos.

No obstante, tenemos que darnos cuenta de la distancia que hay entre un nivel declarativo e intencional sobre la igualdad y su plasmación real. Por ello, nuestro objetivo es conseguir que ese ideal de igualdad se traslade a la vida cotidiana y real de las personas y del conjunto de nuestra sociedad.

Lo primero de lo que tenemos que ser conscientes, es que el camino hacia la igualdad nos exige perder. Tenemos que ser capaces de renunciar a una serie de privilegios que la sociedad patriarcal nos ha concedido por el simple hecho de ser hombres. Sin esa renuncia previa, no es posible avanzar hacia la igualdad porque las mujeres siempre partirán de una situación de discriminación frente a la nuestra. Así pues, el primer paso imprescindible en la asunción de las responsabilidades que nos corresponden a los hombres es, me parece, que abandonemos nuestras resistencias y admitamos a las claras que nos beneficiamos de privilegios masculinos que perjudican a las mujeres.

Dicho esto, la búsqueda de la igualdad de género implica la asunción  por nuestra parte de una nueva convención, según la cual varones y mujeres son diferentes pero equivalentes. Plasmar este principio, que significa "de igual valor", exige la promoción de la equidad de género dadas las desigualdades que imponen los sistemas de género imperantes. La noción de equidad de género está fuertemente vinculada a la idea de justicia, puesto que busca reparar las desigualdades existentes entre varones y mujeres equiparándolos/as en el ejercicio efectivo de sus derechos.

Si admitimos que las desigualdades entre varones y mujeres son injustas, tenemos que aceptar también que en muchas circunstancias es preciso un tratamiento desigual para revertirlas. De esta manera la equidad de género implica igualdad de trato para varones y mujeres ante iguales circunstancias y un trato diferencial en respuesta a desiguales situaciones de partida.