Amparo Lasheras

Ken Loach y la independencia de Catalunya

En su regreso a Barcelona Ken Loach opinó sobre el independentismo, trasladando preguntas y reflexiones sobre la liberación social que ya desarrolló en anteriores películas.

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Ken Loach y la independencia de Catalunya

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Talaiatik Amparo Lasheras
Talaiatik Amparo Lasheras

El cineasta  Ken Loach ha vuelto a Barcelona como invitado de la Filmoteca de Catalunya que estos días ha organizado una retrospectiva de su obra, con la exhibición de 16 filmes, muchos  de ellos galardonados en importantes festivales europeos como el de Cannes, Berlín o los premios Cesar en el estado Francés. Loach no había visitado Barcelona desde el rodaje de la película Tierra y Libertad en 1995.  Un film que como él mismo declaró en su momento, ponía de relieve el enfrentamiento de las milicias anarquistas y del POUM con el ejército republicano, “lo que realmente se planteaba en aquel enfrentamiento era si se renunciaba a la revolución social o no”.  Debido a la denuncia social de sus películas y al compromiso político que  siempre ha mantenido con los intereses de la clase trabajadora, Ken Loach, al volver a Barcelona, estaba seguro de que la pregunta sobre lo que él pensaba de la independencia de Catalunya iba a ser una cuestión inevitable. Y aunque afirmó que si contestaba “tenía la sensación de meterse en un campo de minas”, Loach no eludió la respuesta y confesó que le “resultaba difícil ver el  programa social en los independentistas”. Sin embargo, también lanzó una reflexión y una pregunta clave en cualquier proceso independentista. Quería saber si los intereses de la clase trabajadora avanzarían o retrocedería con la independencia, y si ésta serviría para cambiar la realidad de un “sistema intolerable y “corrompido” que “destruye hasta las relaciones personales”; donde las empresas sólo buscan beneficios y, en la UE, la izquierda, sin alternativa, ha perdido el liderazgo. Habría que decirle que, igual que en la canción de Bob Dylan Blowin´in the wind, “la respuesta, amigo mío, está silbando en el viento”. Y es que la cuestión de unir la idea de cambio social con el derecho de los pueblos a su independencia, en la práctica, continúa sin resolverse.

Los movimientos de liberación de los años 60 del siglo XX, incluido el de Euskal Herria, teorizaron el debate y llegaron a la conclusión de que la liberación como clase y como pueblo son las dos  caras  de una misma moneda, una moneda con la que, tristemente, juega muy interesadamente el sistema cuando le conviene, apoyado siempre por la tibieza de la socialdemocracia, el miedo de la clase media y la indefinición de la izquierda. La reflexión de Ken Loach  en Catalunya ha metido el dedo en la llaga y, con su pregunta, lo que ha pedido es que le aclaren quién va a ser el sujeto  de la  independencia, el pueblo con los y las trabajadoras para construir una Catalunya más libre y solidaria o los intereses de una burguesía moderna, aferrada a las políticas neoliberales de los últimos años. Una pregunta que sólo los personajes de sus películas se atreverían a contestar. Porque como en Tierra y Libertad o en El Viento que agita la cebada,  lo que en realidad plantea es si se renuncia a la revolución social o no.