En la historia de ETA se han llevado a cabo varios procesos de dialogo y negociación. Uno de ellos el de la época de Lizarra-Garazi. La Declaración de Lizarra-Garazi significó una apuesta por la resolución del conflicto mediante la sustitución de la violencia por la decisión democrática de la sociedad vasca, por el respeto a la voluntad popular mayoritaria. En otras palabras, por el reconocimiento del derecho de autodeterminación. Una mesa de negocación donde la participación política y sindical fue amplia, como nunca lo había sido antes. «Los sindicatos fuimos los sherpas» explica Díez. ¿Pero por qué no llegó a buen puerto?