Eduardo Irujo

Asesinato

“Hemos dicho lo esencial para nosotros dos. Lo que queda cuando ya nada es necesario – la puntuación – la secuencia”

Danielle Collobert: Asesinato, Madrid, La Navaja Suiza editores, 2017.

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Asesinato

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Eduardo Irujo
Eduardo Irujo

Novela fragmentada. Episodios. ¿Alucinaciones? Nos encontramos ante una novela enigmática y perturbadora. Escrita de manera hermosa. Fragmentos oníricos, a través de dos narradores que simultáneamente discurren. Narran. Hacen dudar a la lectora. Lugar: desconocido. Objetivo: dar cuenta de una existencia rota, partida (tanto en el sentido de destrozo, como de huida, de camino, de búsqueda). Una búsqueda que se realiza con un dominio del lenguaje primoroso.

Danielle Collobert tenía una manera mágica de escribir. Subyuga. Recuperada en magnífica edición de La Navaja Suiza editores y con traducción y coda final -pertinente y evocadora- de Pablo Moíño Sánchez, a quien hay que alabar la honestidad y el trabajo nada sencillo de trasladar una novela tan compleja.

“Él había empezado a pensar en otras cosas (…) en la página del libro que leía el día anterior, la página que había sujetado, de pronto, porque parecía saltarle a la cara, arrancarle los ojos, despellejarlo vivo. La había arrancado, luego arrojado al agua, y la pagina había flotado demasiado tiempo. Más tiempo de lo debido”.

Así nos encontramos tras la lectura. Acongojados. Confusos. Pero como dice la autora en un momento del libro: “era preciso, discreto también”. Es una buena definición para el estilo. Termino.

“Comienza poco a poco el abandono. Uno no muere solo, lo matan, por rutina, por imposibilidad, obedeciendo a su inspiración. Si todo el tiempo he hablado de asesinato, a veces de forma velada, es debido a eso, a esa manera de matar”.

Leed el libro. De manera sutil. En un sofá. Mirando a través de las ventanas o rejas. Más allá de los muros de las lecturas baladís. Disfruten.